El pasado 27 de Junio, la Isla de Pascua se vistió de fiesta para celebrar una de las festividades religiosas más importantes para la cultura rapanui.

El festejo a San Pedro y San Pablo, santos patronos del mar y los pescadores, reunió tanto a turistas, chilenos residentes como a la comunidad rapanui en torno a una de las preparaciones gastronómicas tradicionales más representativa en Isla de Pascua. En un clima de hermandad y gratitud alrededor de tres mil personas acudieron a la caleta de Hanga Piko para disfrutar del curanto también llamado «Umu» en la lengua local, sin tener que pagar por la comida.


El Umu es una especie de fogón realizado de piedras y antiguamente representó la única manera que tenían los isleños de cocinar los alimentos. En este fogón se prepara este delicioso platillo típico de la isla, cuya preparación es similar al curanto chileno. La principal diferencia entre ambos radica que en el sur de Chile se utilizan mariscos y en la Polinesia se utilizan frutas. La más típica de todas las manifestaciones de la cocina rapanui, se prepara haciendo un agujero en la tierra y cociendo los alimentos con el calor de piedras calientes con el fin de celebrar diferentes eventos durante la vida. Es por eso que existen varios tipos de umu, ya sea para celebrar un matrimonio, en honor a un difunto o a un recién nacido, inauguración de una casa o para pedir protección y buen augurio antes de un viaje. Todo esto se hace como un compromiso y una forma de mostrar respeto, ya que la comida autóctona es considerada un lenguaje que nos permite relatar desde una perspectiva antropológica la historia de Rapa Nui.


En el hoyo previamente cavado y rellenado con leña, se apilan las piedras de origen volcánico y se prende fuego para calentarlas al rojo vivo, de la misma manera que se hizo durante cientos de años. Una vez calientes, las piedras se cubren con hojas de plátano y sobre estas se distribuye diferentes tipos de carne, vacuno,cerdo, pollo y pescado separados en capas por hojas de plátano y una nueva capa de piedras calientes. Sobre esta última se repite el proceso, pero esta vez las capas superiores son cubiertas por vegetales, principalmente tubérculos como camotes, taro y mandioca. Finalmente se cubre todo con hojas de plátano y tierra.

El proceso de cocción de este plato tarda alrededor de 6 horas y generalmente va acompañado de otras tradiciones como vestirse a la usanza antigua y entonar cantos, lo que hace que el curanto sea una comida comunitaria, ya que el sentido principal de comer este plato es la reunión fraterna.
Algunos antropólogos, debido al gran parecido que existe entre el curanto chilote y el rapanui, han postulado que la primera colonización del sur de Chile debió ser por parte de indígenas polinésicos que llevaron la receta al nuevo territorio y la adaptaron a los productos y frutos marinos que encontraron en ese lugar.

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